jueves, abril 05, 2007

El Bordo entrevistados por Cristian Vitale. Pagina 12


—”Dejé a mi lado el ruido y me puse a escuchar (...) ¿quién dice la verdad?”, cantan en A mí lado. ¿Quién dice la verdad en Cromañón?
Ale: —No hay una sola verdad. Nosotros, antes que pasara, nunca paramos un recital por el uso de bengalas. El público se tiene que hacer cargo y el periodismo también, porque antes ponía acento en el festival y el colorido. La actitud general, incluso, hablaba a favor del uso de bengalas. Callejeros era la banda que más bengalas encendía, pero en todos lados pasaba. Nos parece mal estar señalando eso, pero es hipócrita. Si la señora de la esquina, con 70 años, dice “qué locura” la entiendo porque va del supermercado a su casa y de su casa al supermercado. Si la Camerata Bariloche o Les Luthiers dicen “qué atrocidad” también es entendible... ahora, ¿los rockeros?
—En el último Cosquín quedó explícito el “nosotros y ellos” frente a Callejeros. ¿De qué lado quedaron ustedes?
Ale: —Yo no estoy ni a favor ni en contra, porque no puedo decir quién es culpable y quién inocente. Ningún músico lo puede decir, porque no recuerdo a nadie que se haya interiorizado por las condiciones de seguridad en boliches. Es hipócrita señalar con los hechos consumados.
Miguel: —Además, uno convive con cromañones todo el tiempo, y nadie dice nada porque aún no pasó nada. Si te subís al tren que va de Once a Morón, te das cuenta que todavía no descarriló uno y murieron 100 personas de casualidad. Uno está acostumbrado a convivir con eso, porque no hay nadie que te venga a decir “tal cosa está mal”. Hay un desprecio general por la vida. A mí me pasa un policía por al lado y tengo miedo.
—Se sabe que ustedes perdieron muchos amigos allí. ¿En qué aspecto los perjudicó Cromañón además del humano?

Miguel: —Hubo gente que se aprovechó para hacer negocio, y uno se perjudicó porque hay pocos lugares para tocar. Se armó un monopolio tremendo, se acabaron las opciones.
Ale: —Lo único que cambió fue el horario. A mí me gustaba tocar a las tres de la mañana, porque es la hora en que la gente está a full. Es muy piedra tocar a las nueve de la noche, pero bueh...
Miguel: —Además, no se reglamentó nada. Decime por qué no dejan entrar a la gente con banderas. ¿Qué tiene de malo?
—¿Notaron cambios en la gente?
Ale: —Contesto con un ejemplo: el otro domingo se largó a llover y se inundó el Teatro de Flores. Yo recién me di cuenta cuando me empezó a caer agua, entonces me corrí. Después tiré una toalla para seguir tocando hasta que el jefe de seguridad nos avisó que había que terminar el show. Fue decirle a la gente “cortamos porque está todo inundado, vayan tranquilos a su casa” y no hubo ningún problema. Sería bueno que se den a conocer estos ejemplos, para que sepan que el rock no es una celebración satánica donde se comen unos a otros, sino una fiesta donde uno va con su chica a escuchar música. Simplemente a divertirse

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